31 de diciembre de 2012

Ejercicios con verdades


I´m just a little person
One person in a sea
Of many little people
Who are not aware of me

Little person, Jon Brion.


Con cada final viene una reflexión. O por lo menos eso nos ha enseñado la historia de la humanidad. Vemos que esto sucede en las películas, en las novelas, en los cuentos, en las clases de los maestros más chidos, cuando viene un divorcio, cuando mueren los padres de tus amigos, cuando uno se atreve a dejar las zonas de confort.

Descubrí lo difícil que es ser libre, honesto y responsable, sobre todo con uno mismo. Eso de ser congruente y nunca violentarse no es tarea fácil. Para nadie. Llevar a cabo ejercicios de verdades implica demasiado esfuerzo. Se requiere de mucho valor, tiempo y dedicación para estar de frente y a la vez no estar lejos o ausente.  

Sé que no debo temerle al movimiento. Ni al vaivén de los demás. En estos 365 días hice y deshice tal y como quise. Tuve cientos de preguntas, dudas, y afortunadamente, muchas respuestas. Mi pequeña existencia tuvo muchos nortes, sobre todo en el corazón y en mi cabeza loca. Baile, eché mitote, siempre incansable. Si hay algo que ahora disfruto es el movimiento de todo mi cuerpo, a pesar del ritmo que haya, me muevo justo como quiero. Y no olvido la necesidad de confrontarse a diario, aunque duela. 



*Ale regresó después de casi un año. Durante todo ese tiempo nadie sabía si había llegado a su destino. No sabíamos si estaba bien. Yo llegué a pensar que su adicción lo había acabado. Todos en casa lo critican y juzgan, su madre, mis padres, sus hermanos. Lo señalan por su adicción. Para mí, ha sido el más valiente de todos nosotros. Es el que habla siempre desde el corazón, fuerte y con dolor, pero bien claro. Habla sin tapujos ni pelos en la boca. Nunca lo hace con la intención de lastimar a nadie. De todos los que integramos esta familia disfuncional que avanza a marchas forzadas es el único que busca hablar. Tal vez sea por eso que lo señalen tanto, tal vez sea el único capaz de enunciar y asumir todo lo culero que vivió mientras estaba en casa. Tal vez sea el único que en realidad busca ser feliz.
Su llegada fue el mejor regalo que pude tener este año. Somos los únicos que hablamos de nuestros temores, sueños, frustraciones, alegrías, amores y metidas de pata. Al parecer somos los únicos que buscan desprenderse de este hogar tan tóxico.
Esta es la primera foto que volvemos a tomarnos juntos después de casi 12 años, con la promesa de nunca abandonarnos, pese a todo.*

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