Sí,
estaba encabritada, conmigo. Hace un par de semanas me sentí enojada porque de
nueva cuenta había tenido la sensación de estar estancada. Fue como voltear
atrás y verme a mí misma saliendo del fango. Sentí un derrumbe, pero
en esta ocasión los daños fueron distintos. No me reventaron la boca y tampoco me habían tirado un
gancho al hígado. Esta vez sólo fue un empujoncito. Me daba coraje sentirme
enojada, de nuevo. Tuve miedo de regresar a ese sentimiento, a la ira, al
coraje.
Caminaba
bajo la lluvia en la Alameda (ese amado parque que inspiró la creación del famoso Central Park de Nueva York), veía el carrusel, al que nunca nos
subimos, y me decía: “No está bien sentir esto de nuevo. No está bien”.
Estos
pensamientos y emociones tiendo a reprimirlos, o les encuentro una careta más amable.
Ese domingo amedrentaron fuerte contra mi cuerpo. No pude acallarlos, ni
evadirlos, ni maquillarlos. Mi cuerpo bajó sus defensas, ningún órgano se
censuró. Me dejé abrazar, les di la bienvenida.
Ahí
estaba, en el abismo. Me vi en el fondo, y a diferencia de la última vez que me
observé en la misma posición, cuando volteé hacia arriba, no vi a nadie. Por
fin, estaba sola.
A
la ira y el coraje, los acogí. Comprendí que no estoy mal por sentirlos de
nuevo. Caí, pero no regresé a tocar la puerta a la que echaron tres candados
hace dos primaveras. Ni ganas de buscar y mucho menos darle la bienvenida,
invitarlo a comer, perdón, pero ni en sueños.
A
lo injusto, cobarde y culero no le doy la mano dos veces (de repente pienso:
“maldita hermenéutica ¿qué será del otro lado?).
Cada
vez me convenzo más de que es necesario convulsionar el cuerpo para mejorar. Y
muchos podrán pensar que estoy mal por sentir eso de nuevo; que tal vez eso
signifique estar enganchada de alguna manera; o que ya tomé demasiado tiempo y
debo empezar una relación. A todos ellos yo les pinto “guevos”. Y pienso,
“Einstein, cuanta razón tenías, el tiempo es relativo”. No me desmembraron, me
la he pasado bomba y me he dedicado a tirarme y apostarle a cada una de las
curvas y pendientes de esta jodona y bella montaña rusa que es la vida.
Convulsión a larga distancia. Skype Junio 2012. |
**They are in love. Otra
canción del sountrack de mi vida. Fue mía hace poco más de un año. Ahora,
muchas parejas, buenos amigos míos, la están tarareando (aunque algunos temen
tararearla). Sólo sé que nadie debe quedarse con las manos abajo. No es fácil,
salir de una relación en donde ambos dejaron de estar desde hace tiempo. Ese feeling,
los debe hacer *move away, stay away, befote it´s too late”.
Se ve, se siente. Es el chiste. Digo yo ;)
ResponderEliminarSí Marianita. Convulsionar y encontrar. Ya ni nos vimos este fin
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