Tomé sus memorias
extraíbles, sus reliquias, sus recuerdos. Ahora comprendo la batalla que libran
cada uno de sus cuerpos, y mientras tanto, pienso en las múltiples historias
que me recuento.
A mi satélite, a
quien sigo descifrando.
A mi estrella
guerrera, llena de energía.
Somos tres en
orbita, tres cuerpos de un sistema solar.
Postal 1 |
Cada
una de estas tarjetas de cumpleaños las tengo guardadas, son unas reliquias
para mí. Por si no te habías dado cuenta sólo te permitías decirme que me amabas
el día de mi cumpleaños o en año nuevo. Sólo ese día tu cuerpo, tus brazos, tu
boca, se permitían ser suaves. ¿te has preguntado cuánto pierdes por tratar de
hacerte hombre?
Yo
prefiero usar todo mi cuerpo para expresar esas dos palabras.
Postal 2 |
Ari,
tú no lo sabes, pero tu esposo te tiene encapsulada. En esta foto que tomé
puedes ver que un pedacito de todo lo que tú eres lo guarda para sí como un
tesoro. ¿qué veo ahí? Miro una mujer independiente, quien no tuvo problema en
trabajar y ser la proveedora de la casa mientras tu esposo todavía estudiaba y
yo, tu única hija era cuidada por Socorro, mi abuela.
Postal 3 |
Ese
día celebrábamos los 15 años de Maru. Son acéfalos. No los recorté yo. Pero
siempre fue así, siempre tuve que compartirlos. Nunca fui la única para ustedes,
nunca los tuve sólo para mí. Creo que su ausencia me permitió verlos a la
distancia y deconstruirlos. Hay actitudes y creencias de ambos que detesto y
otras que abrazo. Agradezco el que nunca me hayan impuesto ideas.
Postal 4 |
Ahí
estás Ari, y así como estás procuras ser siempre, una mujer libre, sin
ataduras. A pesar de que creciste lavando y cocinando para tus hermanos, tu
madre y tu padre, de que no terminaste la preparatoria porque te gustaba más
estar echando cascarita en la duela de basquetbol. Aunque te criticaron por
poner más atención y dedicación a tu chamba que tanto amabas que al cuidado de
tu hija. Mujer valiente, de ti aprendí a elegir.
Postal 5 |
Estas
somos mamá y yo. Arturo nos puso ahí. El sitio en donde estoy yo, en realidad
está destinado para él. Esposa y esposo, unidos por esas argollas. Ari no cree
en lo designado como lo propio de la mujer. Vendió su anillo de compromiso,
quitó la fotografía enmarcada del día de su boda, decidió no lavarle ni
plancharle a Arturo. Me identifico con su lucha, por despojarse de ese designio
de mujer abnegada.
Ella,
no se niega a sí misma.
Postal 6 |
En
esta foto tampoco apareces. Pero como siempre dejaste tu rastro. Nunca
limitaste mis desplazamientos. Solo una vez me pegaste, y desde ese momento
jamás volví a pedirte ayuda. Jamás volví a pedirte permiso para nada.
Postal 7 |
Aquí
estás en París. Fue un viaje largo. Llegaste maravillado pero nunca me contaste
mucho de los lugares que conocías. Nunca hablamos mucho. Lo que sabes de mí lo
sabes por mi madre. Siempre nuestra mediadora. Me gusta el hecho de ya no tener
que recortarme para estar en tu vida.