19 de diciembre de 2012

Correspondencia



© Alejandro Saldívar


Para Eve
Por la correspondencia que siempre espera
Ale.


Ale, el chico cuya mirada encasillaban por trabajar en Proceso. Su buscar y mirar fueron para mí un punto de inflexión.
En la foto que elegí, Ale escribió la dedicatoria puesta al inicio de este post.

Ya no hay compromiso para asumirse, pensé. La palabra escrita ya no es más correspondida.  Cuando tomé la decisión de asumirme a través de la escritura no imaginaba la fuerza que tendría mi relación con las palabras.  Ellas siempre me devuelven algo. A veces me conmueven, otras veces me destazan, y pocas veces, de verdad, pocas veces no me dicen nada (éstas siempre adquieren sentido, el que uno quiera darles).

Al ver los buzones sentí tristeza. Ese acto de relacionarse, que implica responder con voluntad (o al menos es lo que yo espero) está prácticamente desapareciendo. Ya no hay desplazamiento de palabras. Tiene años que no veo a alguien escribir una carta, vaya, ni siquiera una carta suicida o de amenaza. Los únicos sobres que no paran de llegar, siempre puntuales, son los de mi banco. Ellos siempre quieren tener una relación y generalmente uno siempre está en deuda. Por más cartas que envíe, lo nuestro es imposible. Esa correspondencia, no la quiero.

La dedicatoria escrita por el chico de las ruedas me hizo recordar que es cierto. Cada vez que me doy con la gente siempre espero y procuro obtener “correspondencia”. Y sí, asumo la responsabilidad que ello implica. Aunque eso a veces resulte un desastre. 

Para saborear más de las palabras pinche aquí.

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