Del cuerpo para el cuerpo con el cuerpo desde
el cuerpo y hasta el cuerpo.
Antonin Artaud.
Hay días en los que
sólo quiero bailar.
Días en los que me
salen flores hasta por las orejas
y gozo a carcajadas.
Últimamente mis
caderas ya no se contoneaban,
mis pies no
revoloteaban
y las luciérnagas en
mi estómago perdían brillo.
Estaba asustada.
Tuve que hacer
paradas obligatorias.
Volver al espacio que
habito todos los días,
mi cuerpo.
Necesitaba brindarle
tiempo,
escucharlo,
apapacharlo, hacerlo feliz.
Recordarle que
volviera a sentir,
dejar de guardar
silencio,
quería volver a
compartirme
pedir ayuda,
quería volver a
sonreír.
Recordarle que para seguir
luchando y bailando
tenía que respirar,
hacer pausas,
palpar la parte rota
sentir dónde dolía.
Me dolían las
ausencias
de mi alegría
de mis movimientos
libres
de mi baile
de mi sudor
de mi canto
de mi vaivén.
Hoy le regalo tiempo
a mi cuerpo
para tejer todo lo
que deseo de mí.
Porque con espacio y
tiempo compartido
se hace comunidad,
eso me lo dijo Sofía.
Hoy me tejo lento,
sin prisa
me tejo padentro.
Ana Teresa Barboza |