El lugar de las batallas. |
Pasé
por muchas manos y pensamientos cuando apenas media unos 50 o 60 centímetros de
largo. En su mayoría estas corporalidades encarnaban lo que todos a mi
alrededor llamaban niña o mujer.
A
ellas no les molestaba que mis rodillas siempre estuvieran sucias y raspadas; a
mis manos les gustaba la textura de la pirinola, las canicas y con ellas
arrastraba los carritos por los caminos de gis que pintaba en la azotea.
Ellas
un día comprendieron que mi pecho detestaba ser sofocado por los cuellos con
grandes olanes y que a mis piernas, ya regordetas, les picaba la crinolina de
los vestidos ampones que tanto les gustaban.
Con
el tiempo decían que siempre vestía sin que nada en mi combinara.
Nunca
obligaron a mis manos a estar en la cocina y que éstas se acostumbraran a las
quemaduras provocadas por el aceite incandescente.
Nunca
le dijeron a mis piernas ciérralas.
Nunca
le dijeron a mi boca cállate, aunque
muchas veces no concordaran con lo que de ella salía.
Nunca
me señalaron por tener un abdomen
amplio y carnoso.
Con
los años llegaron unas diminutas grietas irregulares cerca de mis ojos,
mechones blancos en la cabeza y unos ojos que ya no alcanzaban a ver más allá
de la nariz.
Aprendí
a elegir. Aprendí a desplazarme con los otros cuerpos y conmigo misma.
Elegí
recorrer las superficies que me conforman y saber qué me provocaba placer o
dolor. Aprendí a decir no me gusta cómo se siente, prefiero esto…
Elegí
inscribir improntas inyectadas de color en mis brazos, espalda y piernas porque
significan quién soy y por qué soy como soy. Elegí recordármelo todos los días,
sin importar que por ello me tacharan de vándala, loca, perdida o machorra.
Aprendí a no ser bonita.
Elegí
desplazarme e irrumpir en espacios construidos y destinados para los hombres; y mis puños
sintieron el peso de los guantes de box, sintieron la libertad de golpear y
defenderse, ahí, mis pies aprendieron a bailar y a esquivar.
Aprendí
a elegir y eso me permitió reconocerme, sentirme, confrontarme, padecerme,
aceptarme y amarme.
Aprendí
el significado de lo que represento, me llaman cuerpo.